¿El dinero es bueno o malo?
En algunas culturas y religiones está mal visto ser próspero o buscar serlo, debido a la creencia popular de que el dinero es malo, sucio y corrompe el corazón de quien lo posee, razón por la cual es mejor ser pobre.
Algunos de los que sostienen esta teoría citan Mateo 19:24, en la que el señor Jesús le enseña a sus discípulos lo siguiente:
“De hecho, le resulta más fácil a un camello pasar por el ojo de una aguja que a un rico entrar en el reino de Dios.”
Mateo 19:24
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Hay posiciones encontradas alrededor de esta enseñanza. Algunos analistas creen que debemos interpretar las palabras de Jesús de manera textual, concluyendo que es imposible para una persona próspera entrar al reino de los cielos, mientras otros estudiosos sostienen que el señor hablaba metafóricamente y que la intención de su mensaje era ilustrar que alguien como el joven rico, de quien se hablaba en esta enseñanza, depositara su confianza y el primer lugar de su vida al dinero, le sería muy difícil entrar al reino de los cielos.
Yo me inclino por la segunda interpretación. ¡Creo que el dinero no es bueno o malo en sí mismo, sino que depende del corazón y el uso de quien lo tiene!
El Apóstol Pablo en una de sus cartas a Timoteo refuerza esta interpretación respecto al dinero:
“Porque el amor al dinero es la raíz de toda clase de males. Por codiciarlo, algunos se han desviado de la fe y se han causado muchísimos sinsabores.”
1 Timoteo 6:10 NVI
En este pasaje de 1 Timoteo aprendemos que el dinero no es el villano de la historia, sino la codicia y el amor al dinero, que son sentimientos humanos.
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Cuando queremos acumular riquezas para tener fama, poder, placeres desenfrenados, causarle daño a otros o para satisfacer los deseos egoístas de nuestro corazón, el dinero no es quién corrompe, si no quienes verdaderamente somos. Por eso la biblia dice:
“Nada de lo que viene de afuera puede contaminar a una persona. Más bien, lo que sale de la persona es lo que la contamina… Luego añadió: ―Lo que sale de la persona es lo que la contamina. Porque de adentro, del corazón humano, salen los malos pensamientos, la inmoralidad sexual, los robos, los homicidios, los adulterios, la avaricia, la maldad, el engaño, el libertinaje, la envidia, la calumnia, la arrogancia y la necedad.” Marcos 7:15, 20-22 NVI
En esta enseñanza el señor Jesús criticaba severamente las tradiciones Fariseas, explicando que algo externo, como los alimentos, no podía contaminar a una persona, ¡sino el verdadero estado de su corazón!
Creo que esto lo podemos aplicar a nuestra relación con el dinero. Si conocemos personas quienes tristemente han cambiado al acumular riquezas, no ha sido el dinero quien los ha cambiado, ¡sino que se ha hecho visible quienes realmente son como individuos!
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En conclusión, pienso que el dinero no es bueno ni malo, sino las motivaciones de nuestro corazón. La solución está en examinarnos a nosotros mismos, a las verdaderas intenciones que nos mueven a tenerlo y esforzarnos por cambiar aquellos malos deseos que nos alejan del propósito de Dios y del uso sabio del dinero.
Creo que Dios le confía las riquezas a aquellos que tienen un corazón sano y un deseo genuino de hacer el bien con el dinero. Considero además que tenerlo y disfrutarlo es bueno, pues a través de este puedes disfrutar del fruto de tu trabajo, proporcionar calidad de vida a tu familia y ¡dar con generosidad a quién más lo necesita!
“Yo sé que nada hay mejor para el hombre que alegrarse y hacer el bien mientras viva; y sé también que es un don de Dios que el hombre coma o beba y disfrute de todos sus afanes.”
Eclesiastés 3:12-13 NVI
Déjame tus comentarios en este post. ¡Espero que haya sido edificante para tu vida espiritual y financiera!
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